La primera guía para criar o educar son Los Derechos de los niños, niñas y adolescentes. ¿Estamos al tanto de ellos? ¿los aplicamos en nuestra cotidianeidad? ¿somos una sociedad que respeta a lxs niñxs?
Generalmente, cuando hacemos referencia a estos derechos, inconscientemente delegamos esta responsabilidad a otro: esperamos que una institución o el Estado vele por los derechos de nuestros hijos e hijas. Y efectivamente, ellos deben darnos las garantías para que lxs niñxs crezcan en un estado de derecho. Sin embargo, si hilamos fino, somos los padres y madres los principales responsables de respetar y cumplir estos derechos¬¬.
Tenemos formas sutiles y micro acciones que en el día a día vulneran estos derechos. Cuando mi hija me cuenta un problema personal y yo después lo expongo a la familia, estamos incumpliendo el derecho de respetar su vida privada. Cuando le prohíbo a mi hijo que juegue con muñecas, limito que desarrolle al máximo su personalidad (derecho relacionado con la educación, porque sí, a través del juego ellos aprenden) Cuando no asumo mi paternidad o maternidad vulnero en este/a niño/a el derecho más básico de no ser separado de sus padres. Cuando los estudiantes de un colegio exigen educación sexual y se les niega, pasamos a llevar el derecho a pedir información necesaria que promueva su bienestar. Pequeños detalles que suman y que vemos en casa, en parques, colegios y en nuestro día a día.
Esta responsabilidad comienza en la familia, pero es nuestra sociedad en su conjunto la que debe mantener esta coherencia. Un informe del INDH reveló que en el año 2018 el 84% de niños, niñas y adolescentes que están bajo la custodia del Sename han recibido maltrato físico (independiente de su edad) y que 23 menores de 20 centros sufrieron maltrato sexual. Esta Institución que debería garantizar o más bien ser la entidad protectora cuando un niño o niña es maltratado/a en su casa, no protege a miles de niños contra el abuso y la discriminación.
Sí, los niños tienen derechos y su deber es velar que ellos se cumplan y respetar estos derechos en sus pares. El mandato cultural de que los niños no pueden decidir ni tener derechos o el adultocentrismo que sólo plantea deberes, ha producido la anulación de la niñez. La niñez es la base emocional de todo adulto, es por ello que nuestrxs niñxs sí importan y sí tienen derechos que deben ser garantizados.
Para crear una sociedad menos violenta y respetuosa es clave enseñar el respeto desde la primera infancia, pero el respeto no se exige ni se impone, sino que educa con la práctica. Si quiero que mi hijo o hija sea respetuoso o respetuosa, tengo que respetarle, de esto no se infiere que seremos permisivos y que harán lo que se les dé la gana. Al contrario, aprenderá del respeto vivenciándolo y practicando.
Que los derechos de los niños, niñas y adolescentes sean la luz que iluminan nuestro camino: como padres, madres y profesores.

Texto de Claudia Oliva