CONÓCENOS

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La Red Chilena de Crianza Respetuosa es una corporación que agrupa profesionales promotores de crianza respetuosa, pertenecientes a varias áreas del saber y residentes en diferentes regiones del país. Busca propiciar el bienestar y sano desarrollo de todos los niños, niñas y adolescentes de nuestro país, en el contexto en que, de acuerdo a reportes de UNICEF, el 71% de los niños, niñas y adolescentes ha sufrido algún tipo de violencia de parte de sus cuidadores principales. Lo que hace necesario y primordial la difusión de información, el acompañamiento y asesoría en buen trato, apego seguro, características del desarrollo infanto-juvenil, estilos de crianza y autoconocimiento, con el fin de que todos conozcamos, experimentemos y tomemos conciencia de cómo nuestra propia historia, redes de apoyo, territorialidad y experiencias de crianza, han influido en nuestro desarrollo como seres humanos y por ende en nuestro rol de madre, padre, cuidador y comunidad sensible.

Esta iniciativa satisface la necesidad de propiciar crianzas respetuosas en Chile, a través de dos ejes:

– Fortalecimiento del público general: madres, padres y cuidadores. 
– Fortalecimiento de los integrantes de la Red: profesionales en cada terrirorio.

Ambos ejes sustentados en tres pilares inspiradores:

– Red de apoyo
– Autocuidado
– Actualización profesional.

Como agrupación, entendemos la crianza respetuosa como “un estilo de crianza que busca sintonizar con las necesidades de la niñez, adolescencia y sus cuidadores, como responsabilidad social, teniendo como base el respeto al desarrollo humano y los derechos humanos. Criar con respeto es una filosofía de vida, una cosmovisión, que requiere de conexión con uno mismo, con la niñez y con la sociedad, constituyendo una suma de autoconocimiento, redes de apoyo, amor, firmeza, empatía y continuo aprendizaje. Caminar hacia una crianza respetuosa desarrolla una forma de vida consciente, reflexiva, cercana y amorosa, que promueve sensibilidad en nuestras respuestas, favorece el buen trato, propicia apego seguro y cultiva sanos lazos emocionales” (Blanca García, 2018).